Querido lector, puede que le resulte difícil creer lo que el Señor me mostró. En una visión sobrenatural, vi una ciudad celestial justo encima de nuestra capital.
Por qué el Señor me mostró esta ciudad celestial.
Después de que mi esposa recibió a Jesucristo como Señor de su vida, nuestro Padre Celestial le pidió que dejara su cómoda vida en la ciudad y regresara a su zona rural para comenzar una iglesia. Dios quería que mi esposa fuera la embajadora del cielo en esta comunidad rural envuelta en la oscuridad de la brujería.
Sin embargo, pasaron los años y cada vez que Dios le recordaba a mi esposa este llamado divino, ella daba varias excusas.
Recuerdo una vez que le preguntó a Dios así:
Señor, ¿cómo esperas que viva en un lugar rural que no tiene agua corriente, ni electricidad, ni televisión, ni una casa digna?
La visión de una ciudad celestial.
Entonces una noche el Señor me mostró una visión sobrenatural mientras dormía. En esta visión caminé con toda mi familia hacia nuestra capital. Todos nuestros hijos caminaban delante de nosotros, mientras mi esposa iba justo detrás de mí.
Cuando entramos a nuestra ciudad, de repente vi una hermosa ciudad celestial que se cernía sobre nuestra capital. A diferencia de nuestra ciudad terrenal, todo en esta ciudad celestial era tan hermoso, tan ordenado y tan limpio. Todos los edificios de esta ciudad celestial parecían nuevos.
Ascendimos a la ciudad celestial.
De repente vimos un puente que conectaba nuestra capital con la ciudad celestial y todos comenzamos a subir por este puente. Todos nuestros hijos entraron a la ciudad divina y yo los seguí.
A mi esposa se le negó la entrada a la ciudad celestial.
Sin embargo, cuando mi esposa estaba a punto de ingresar a la ciudad celestial, sucedió algo extraño. Los soldados celestiales salieron de la nada y le impidieron totalmente entrar a la ciudad de Dios.
Yo estaba muy desconcertado, así que le pregunté al comandante del ejército de Dios por qué a mi esposa se le negaba la entrada a la ciudad celestial. El comandante respondió diciendo:
Ella no puede entrar porque se negó a servir a Dios.
De repente desperté de esta visión, sacudí a mi esposa y le conté lo que había visto y lo que me había dicho el comandante del ejército de Dios. Mi esposa inmediatamente aceptó ir a servir a Dios. Ella eligió servir a Dios en lugar de sufrir en el infierno. Hasta ahora, ha fundado cuatro iglesias vibrantes en su distrito natal.
¡Vi una ciudad celestial justo encima de nuestra capital!
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