Ora sin abrir la boca.
Por Makko Musagara
¿Alguna vez ha estado en un lugar donde tiene ganas de orar pero no puede debido a las circunstancias? Tienes miedo de abrir la boca diciendo: «¡Estas personas pueden pensar que estoy loco!». O, en algunos lugares, puede que simplemente tema distraer la atención de otras personas. La buena noticia es que hay una salida. Puedes rezar desde el corazón, sin abrir la boca.
Un muy buen ejemplo en la Biblia se encuentra en el Libro de Jonás. Jonás se encontró en el vientre de un pez grande donde las circunstancias no le permitían abrir la boca o hablar. Estaba rodeado de oscuridad, agua, líquidos digestivos y mariscos que los peces ya habían tragado. Sintió la necesidad de rezar, pero lamentablemente no pudo abrir la boca. ¿Qué hizo él? Cerró la boca con fuerza y oró desde el interior de su corazón. Su corazón comenzó a comunicarse con Dios y oró de la siguiente manera (Jonás 2: 1-9 )
:«En mi angustia clamé al Señor,
y él me respondió.
Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio,
y tú escuchaste mi clamor.
3 A lo profundo me arrojaste,
al corazón mismo de los mares;
las corrientes me envolvían,
todas tus ondas y tus olas pasaban sobre mí.
4 Y pensé: “He sido expulsado
de tu presencia.
¿Cómo volveré a contemplar
tu santo templo?”[a]
5 Las aguas me llegaban hasta el cuello,
lo profundo del océano me envolvía;
las algas se me enredaban en la cabeza,
6 arrastrándome a los cimientos de las montañas.
Me tragó la tierra, y para siempre
sus cerrojos se cerraron tras de mí.
Pero tú, Señor, Dios mío,
me rescataste de la fosa.
7 »Al sentir que se me iba la vida,
me acordé del Señor,
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo templo.
8 »Los que siguen a ídolos vanos
abandonan el amor de Dios.[b]
9 Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios
y cánticos de gratitud.
Cumpliré las promesas que te hice.
¡La salvación viene del Señor!»
Todas estas palabras vinieron del interior del corazón de Jonás (oración silenciosa) ¿Y sabes lo que pasó? Dios escuchó la oración de su corazón. La Biblia dice que Dios respondió a esta oración ordenando al pez gigante que lo vomitara en tierra firme. Comience a practicar la oración desde el interior de su corazón y eventualmente le resultará fácil orar desde lugares públicos sin que las personas cercanas a usted se den cuenta.
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