Querido lector, si estudias cuidadosamente la historia de Israel y su pueblo, encontrarás que Dios maldecirá a cualquiera que maldiga al pueblo judío. Los siguientes ejemplos muestran cómo Dios ha maldecido a los enemigos del pueblo judío.
El ejército que perseguía a la nación judía se ahogó en el Mar Rojo.
Cuando el pueblo judío huyó de Egipto, el faraón cambió de opinión y ordenó a todo su ejército que los persiguiera. Dios miró desde el cielo e hizo dos cosas extraordinarias.
Primero, creó un camino en el Mar Rojo que permitió a todo el pueblo judío cruzar al otro lado del mar. En segundo lugar, Dios destruyó a todo el ejército egipcio que perseguía al pueblo judío.
La advertencia de Dios a Balaam, un profeta no judío.
Cuando el pueblo judío pasó de la esclavitud en Egipto a su tierra prometida en Canán, Balac, rey de Moab, se asustó mucho por su número y fuerza. Por lo tanto, el rey Balac contrató a Balaam, un profeta no judío, para maldecir al pueblo judío.
Antes de que Balaam pronunciara una maldición sobre los judíos, Dios se le apareció y le advirtió lo siguiente:
—No irás con ellos ni pronunciarás ninguna maldición sobre los israelitas, porque son un pueblo bendito.
Números 22:12
Dios mató a Amán, un funcionario persa que quería destruir a todos los judíos.
Durante la época de Jerjes [hebreo: Asuero], Jerjes, que gobernaba más de 127 provincias que se extendían desde la India hasta Cus, su funcionario de mayor rango llamado Amán tramó un plan para destruir a todo el pueblo judío en todo este gran reino.
Dios miró desde el cielo y vio el malvado plan de Amán y, como resultado, Dios provocó que la furia del rey Asuero se levantara contra Amán. Al final, Amán fue ahorcado por el rey Jerjes.
Escuche lo que dice la Biblia sobre este incidente:
9 Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo:
—Hay una horca de cincuenta codos[a] de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey.
—¡Cuélguenlo en ella! —ordenó el rey.
10 De modo que colgaron a Amán en la horca que él había mandado levantar para Mardoqueo. Con eso se aplacó la furia del rey.
Ester 7:9-10
Dios maldecirá a cualquiera que maldiga al pueblo judío.
Por lo tanto, este artículo sirve como una advertencia para todos aquellos que odian y maldicen al pueblo judío. La ira de Dios ya está sobre tu vida, aunque no te des cuenta ahora.