Querido lector, hay algo importante que debemos saber sobre el reino de Dios. Una persona paciente es siempre el mejor amigo de Dios.
Abrahán.
Para empezar, Abraham tenía 75 años cuando Dios le hizo por primera vez la promesa de que llegaría a ser una gran nación. Esperó otros 25 años cuando Sara dio a luz a Isaac.
Como resultado de su paciencia, Abraham llegó a ser uno de los mejores amigos de Dios.
Sara.
La segunda en la lista fue Sarah. No tuvo hijos y fue una persona paciente hasta los 90 años. Dios le prometió a Abraham que ella sería madre de naciones (Génesis 17:16) y que concebiría y daría a luz un hijo. Isaac, nacido de Sara y Abraham en su vejez, fue una recompensa a su paciencia.
Trabajo.
El tercero en la lista es Job. Este hombre era rico pero lo perdió todo a manos del diablo, incluidos todos sus hijos e hijas.
La palabra escrita de Dios dice que Job fue paciente en todas las dificultades por las que pasó y:
22 En todo esto Job no pecó ni culpó[a] a Dios.
Job 1:22
Como resultado de la paciencia de Job, el Señor restauró todas sus fortunas y le dio el doble de lo que tenía antes. Además, el Señor bendijo la última parte de la vida de Job más que la primera (véase Job 42:12).
Isabel.
La cuarta en la lista es Isabel. La palabra escrita de Dios en la Biblia nos dice que Isabel no tenía hijos y se convirtió en una persona paciente a medida que avanzaba en años.
Dios reconoció su paciencia y la recompensó con el niño Juan Bautista.
Nuestro Señor Jesucristo.
Además, debemos aprender de la paciencia de nuestro Señor Jesucristo. Sufrió un arresto violento, azotes por parte de soldados romanos, portando una pesada cruz de madera, estando casi desnudo, clavado en la cruz, insultado verbalmente, llevando una corona de espinas y pasando tres noches en el sepulcro.
En todo esto Jesús fue paciente y nunca culpó a Dios ni a quienes lo crucificaron.
Como resultado de toda esta paciencia, Jesús llegó a ser uno de los mejores amigos de Dios. El Padre Celestial recompensó a Jesucristo como se indica en Filipenses 2:9-11:
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que está sobre todo nombre,
10 para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:9-11 NVI