
Querido lector, muchas personas están encerradas en una prisión invisible sin saberlo. Solo Jesucristo puede liberarte de una prisión espiritual.
Una prisión espiritual tortura más que una prisión visible.
Primero, debemos comprender que una prisión espiritual es más peligrosa que una prisión física. De hecho, una prisión espiritual tortura más que una prisión visible.
Satanás y los demonios son los guardianes de una prisión espiritual.
Segundo, debemos entender que la prisión espiritual no está protegida por guardias visibles. Más bien, una prisión espiritual está custodiada por Satanás y poderosos demonios. Nadie puede liberarte de estas fuerzas demoníacas excepto nuestro Señor Jesucristo.
Señales de que estás en una prisión espiritual.
¿Cómo se ve una prisión espiritual? Hay muchas señales de que estás en una prisión espiritual, pero solo mencionaré algunas en este artículo.
El miedo es la primera señal. Luego vienen la preocupación, el sufrimiento físico y espiritual, las dificultades, la pobreza, el estancamiento, el odio, la deshonra, la ira y la amargura.
Jesús liberó a un hombre que había estado en prisión espiritual.
Considere el ejemplo de un hombre que pasó muchos años en prisión espiritual. Escuche lo que la Biblia dice sobre él:
3 Este hombre vivía en los sepulcros y ya nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. 4 Muchas veces lo habían atado con cadenas y grilletes, pero él los destrozaba y nadie tenía fuerza para dominarlo. 5 Noche y día andaba por los sepulcros y por las colinas, gritando y golpeándose con piedras.
Marcos 5:3-5
Curiosamente, la gente vio a este hombre, pero desconocían que estaba poseído por Satanás y miles de demonios. De hecho, ningún médico ni institución médica pudo tratarlo.
Finalmente, nuestro Señor Jesucristo ordenó a estas fuerzas espirituales que se fueran, y este hombre quedó completamente liberado.