Perdonar es tan difícil que nadie puede perdonar por su propia voluntad. De hecho, sólo Jesucristo puede ayudarte a perdonar.
La falta de perdón es un demonio gigante.
En primer lugar, la mayoría de las personas no saben que la falta de perdón es un espíritu maligno. En realidad, la falta de perdón es un demonio gigante que vive en los cuerpos de las personas que se niegan a perdonar.
La verdad es que la mayoría de las personas se niegan a perdonar debido a este demonio gigante.
Decir «te perdono» no es suficiente.
En segundo lugar, debemos entender que perdonar no es algo que hacemos superficialmente. No podemos perdonar a alguien simplemente diciendo «te perdono«. El perdón es más profundo que eso, porque implica desalojar al demonio gigante de la falta de perdón de tu cuerpo, mente y alma.
Sólo Jesucristo puede expulsar al demonio de la falta de perdón de la vida de una persona.
Mientras tanto, la única persona que puede ayudarte a desalojar al demonio de la falta de perdón de tu cuerpo, mente y alma es en realidad nuestro Señor Jesucristo.
¿Por qué Jesucristo? Porque nuestro Padre Celestial ha puesto el nombre de Jesús por encima de todos los demás nombres, como se afirma en Filipenses 2:9-11:
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que está sobre todo nombre,
10 para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:9-11
Invita a Jesucristo a tu corazón.
Por lo tanto, el primer paso para perdonar a alguien es invitar a Jesucristo a que venga y habite en tu corazón. Cuando Jesucristo comience a habitar en ti, entonces ningún espíritu maligno podrá atreverse a vivir en tu cuerpo, excepto si pecas contra Dios.
Ata al espíritu de falta de perdón y échalo fuera de tu cuerpo.
Después de recibir a Jesús como Señor de tu vida, el siguiente paso es atar y expulsar al demonio de la falta de perdón que vive en tu cuerpo.
Después de expulsar a este demonio de tu cuerpo, te sentirás en paz y podrás perdonar honestamente a todos aquellos que te han hecho daño.
