Estimado lector, puede que le cueste creer lo que le voy a decir, pero es la verdad. Los malos espíritus son reales.
Durante su ministerio aquí en la Tierra, Jesucristo pasó la mayor parte de su tiempo tratando con personas que habían sido afectadas por espíritus malignos.
En este artículo te muestro seis señales de la intrusión de un espíritu maligno en tu vida.
Dolor misterioso.
Si el dolor en tu cuerpo no tiene explicación médica, puedes estar bajo el ataque de un espíritu maligno. Este espíritu maligno puede estar infligiendo dolor desde el interior de tu cuerpo.
Enfermedad inexplicable.
Busque la liberación de Jesucristo si a los médicos les resulta difícil explicar su enfermedad. Un espíritu maligno dentro de su cuerpo puede estar causando esta enfermedad.
Pesadillas.
La presencia de un espíritu maligno en el cuerpo de una persona a veces da como resultado sueños que pueden ser amenazantes, perturbadores, extraños o molestos.
Falta de sueño (Insomnio).
La presencia de un espíritu maligno cerca o dentro del cuerpo de una persona puede causar insomnio. Nuestro Padre Celestial y el Espíritu Santo los mantendrán despiertos para que luchen contra este espíritu maligno a través de la oración.
Si persistes en la oración, el espíritu maligno dejará tu cuerpo.
Fatiga inexplicable.
Los espíritus malignos pueden agotar la energía espiritual y física de una persona. Por esta razón, la presencia de un espíritu maligno puede traer fatiga, agotamiento, bostezos y somnolencia inexplicables.
En lugar de irse a la cama, es mejor que la persona afectada invoque la intervención de Jesucristo a través de la oración.
Colapso mental.
A veces, los espíritus malignos causan baja autoestima, miedo, irritabilidad, preocupación, sensación de impotencia, enojo fácil, alejamiento de otras personas y pérdida de interés en las actividades favoritas de una persona. Todos estos son signos de un colapso mental.
Ore para que una persona con tales señales sea liberada a través del poder de Jesucristo.
Las seis señales de la intrusión de un espíritu maligno.