Israel no es un país cualquiera, como algunos creen. Este artículo muestra que se necesita un político fuerte y duro para dirigir a Israel.
Israel no es un país cualquiera.
Primero, Dios eligió a la nación de Israel para ser el pueblo del cual nacería Jesucristo, el Salvador del pecado y de la muerte. Dios prometió al Mesías después de la caída de Adán y Eva. Más tarde, Dios confirmó que el Mesías vendría del linaje de Abraham, Isaac y Jacob. Jesucristo es la razón fundamental por la que Dios eligió a Israel como su pueblo especial. Jesús tenía que provenir de una nación, y Dios eligió a Israel.
Esta es una guerra entre el reino de Dios y Satanás.
Segundo, debemos entender que, debido a la conexión espiritual y sagrada de Israel con Dios, el reino de Satanás lucha constantemente contra esta nación. Como en el caso de José, el hijo de Jacob, todos los países vecinos quieren destruir a Israel para que los propósitos de Dios para este mundo no se cumplan.
Oposición política interna.
Además de los enemigos externos, el panorama político israelí se caracteriza actualmente por importantes divisiones internas, en particular en lo que respecta al conflicto en curso con Hamás y al futuro del conflicto israelí-palestino.
Incluso dentro de la coalición gobernante, persisten los desacuerdos y las luchas de poder, en particular sobre cuestiones como el servicio militar obligatorio para los judíos ultraortodoxos y la gestión de la guerra en Gaza.
Un líder israelí exitoso debe ser un luchador.
Dados los hechos anteriores, todo líder exitoso de Israel debe ser un luchador con un espíritu fuerte y tenaz. Si lees la Biblia, encontrarás que líderes como Moisés, Josué, Gedeón, Sansón, Saúl y David fueron grandes luchadores. De hecho, poseían un espíritu guerrero digno de un león.
Oren siempre por Israel.
Por lo tanto, ya que Israel necesita líderes fuertes, debemos orar siempre para que Dios levante a tales hombres. Israel necesita gente fuerte como David Ben-Gurion, Menachem Begin y Benjamin Netanyahu.
