Querida señora, Dios puede escuchar tus oraciones e intervenir en cada situación que le presentes. Con Dios en mente, aquí tienes una oración para evitar que tu hombre te engañe.
Pídele a Dios que asuste a tu hombre.
Primero, durante tu oración, puedes pedirle a Dios que asuste a tu hombre cada vez que intente engañarte. Dios lo hará según tu petición. Por ejemplo, Dios puede causar serios problemas si tu hombre intenta acostarse con otra mujer.
Sin embargo, debes pedirle a Dios que no intervenga de tal manera que tu hombre sea víctima de accidentes graves o la muerte. Por ejemplo, puedes pedirle a Dios que lo lleve la policía solo por una noche.
Pídele a Dios que termine cualquier relación futura.
Segundo, puedes pedirle a Dios que termine cualquier relación extramatrimonial futura. Dios puede responder a tu oración cambiando la opinión de tu hombre o de la mujer con la que quería acostarse.
Oración para la disfunción sexual.
Tercero, puedes pedirle a Dios que cause disfunción sexual. Este tipo de oración es muy peligrosa porque puede impedir que un hombre tenga una erección. Tu esposo infiel se verá obligado a abandonar su misión de engañarte. La ventaja de esta oración es que tu esposo funcionará con normalidad cada vez que quieras acostarte con él.
Pídele a Dios que le dé a tu esposo sueños aterradores.
También puedes pedirle a Dios que le dé a tu esposo sueños aterradores cada vez que quiera engañarte. En Génesis capítulo 20, la esposa del rey Abimalec hizo esta oración, y Dios hizo que su esposo tuviera sueños aterradores.
Escucha lo que sucedió cuando el rey Abimalec intentó engañar a su esposa acostándose con otra mujer llamada Sara:
3 Pero aquella noche Dios apareció a Abimélec en sueños y le dijo:
—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada.
4 Pero como Abimélec todavía no había tenido relaciones sexuales con ella, contestó:
—Señor, ¿acaso vas a destruir a un pueblo inocente? 5 Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto con la conciencia tranquila[a] y con las manos limpias.
6 —Sí, ya sé que has hecho todo esto con tu conciencia tranquila —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7 Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, pues él es profeta y va a interceder por ti para que vivas. Si no lo haces, debes saber que sin duda morirás junto con todos los tuyos.
8 En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para contarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos.
Génesis 20:3-8
