Querido lector, los ángeles de Dios constantemente vigilan a cada niño de este mundo y le informan a Dios en consecuencia. Como resultado, las maldiciones de Dios caen sobre cualquier hombre que abandone a su hijo biológico.
Los niños son más honorables en el cielo que los adultos.
Primero, debemos darnos cuenta de que los niños son más honorables ante Dios que los adultos. La razón es que la mayoría de los niños son inocentes y sin pecado a los ojos de Dios. Además, a diferencia de los adultos, los niños son muy humildes ante Dios.
Escuche lo que dijo nuestro Señor Jesucristo acerca de los niños:
48 —El que recibe en mi nombre a este niño —dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Porque el que es más pequeño entre todos ustedes, ese es el más importante.
A diferencia de los adultos, el llanto de un niño llega fácilmente a Dios en el cielo.
En segundo lugar, un adulto puede derramar lágrimas y el cielo no les presta atención. Por el contrario, el llanto de un niño en la tierra puede resonar en todo el cielo, tocando los corazones de nuestro Padre Celestial, Jesucristo, el Espíritu Santo y todos los ángeles.
Esto es exactamente lo que sucedió cuando el hijo que Agar la egipcia le dio a Abraham lloró de hambre y de sed en el desierto. El llanto de este niño sacudió el cielo e inmediatamente llamó la atención de Dios hacia este niño.
Escuche lo que dice la palabra escrita de Dios en la Biblia sobre este incidente:
17 Cuando Dios oyó al muchacho sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del muchacho ahí donde está.
Génesis 21:17
Las maldiciones de Dios caen sobre cualquier hombre que abandone a su hijo biológico.
Considerando todo lo anterior, las maldiciones de Dios caerán sobre cualquier hombre que abandone a su hijo biológico. Este hombre nunca progresará porque Dios maldecirá cada obra de sus manos.
Es por eso que el Padre Celestial aconseja a cualquier hombre que haya abandonado a su hijo biológico que acuda a la mujer y le pida disculpas. Después de esta disculpa, el hombre debe asumir toda la responsabilidad por el niño.
Dios bendecirá ricamente a todo hombre que siga esta divina instrucción.
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