La prosperidad de Dios sin esfuerzo
Por Makko Musagara
La prosperidad de Dios sin esfuerzo.
Muchas personas, incluidos los cristianos, creen que hay que trabajar mucho y luchar para hacerse rico.
Este no es el caso con la prosperidad divina. La prosperidad de Dios es causada por obtener ideas divinas e implementarlas en el momento adecuado.
Cuando inviertes en el Reino de Dios, el Espíritu Santo sigue apareciendo ideas sobrenaturales en tu mente. Si está atento a estas ideas y toma medidas para implementarlas, será muy próspero.
En ninguna otra parte de la Biblia se muestra esta verdad más que en el caso de Jacob. Este hombre luchó y trabajó duro para hacerse rico, pero su pariente Labán siguió engañándolo. La Biblia dice en Génesis 30:25-36:
«25 Después de que Raquel dio a luz a José, Jacob le dijo a Labán:
—Déjame regresar a mi hogar y a mi propia tierra. 26 Dame las mujeres por las que te he servido, y mis hijos, y déjame ir. Tú bien sabes cómo he trabajado para ti.
27 Pero Labán le contestó:
—Por favor, quédate. He sabido por adivinación que, gracias a ti, el Señor me ha bendecido.
28 Y le propuso:
—Fija tú mismo el salario que quieras ganar, y yo te lo pagaré.
29 Jacob le respondió:
—Tú bien sabes cómo he trabajado, y cómo gracias a mis desvelos han mejorado tus animales. 30 Lo que tenías antes de mi venida, que era muy poco, se ha multiplicado enormemente. Gracias a mí, el Señor te ha bendecido. Ahora quiero hacer algo por mi propia familia.
31 —¿Cuánto quieres que te pague? —preguntó Labán.
—No tienes que pagarme nada —respondió Jacob—. Si aceptas lo que estoy por proponerte, seguiré cuidando tus ovejas. 32 Hoy, cuando pase yo con todo tu rebaño, tú irás apartando toda oveja manchada o moteada, y todos los corderos negros, y todos los cabritos manchados o moteados. Ellos serán mi salario. 33 Así, el día de mañana, cuando vengas a controlar lo que he ganado, mi honradez responderá por mí: si encuentras alguna oveja o cabrito que no sea manchado o moteado, o algún cordero que no sea negro, será que te lo he robado.
34 —Está bien —acordó Labán—, acepto tu propuesta.
35 Ese mismo día Labán apartó todos los chivos rayados y moteados, todas las cabras manchadas y moteadas, todas las que tenían alguna mancha blanca, y todos los corderos negros, y los puso al cuidado de sus hijos. 36 Después de eso, puso una distancia de tres días de viaje entre él y Jacob. Mientras tanto, Jacob seguía cuidando las otras ovejas de Labán.»
Labán engañó a Jacob. Deshonró su acuerdo.
Después de ser engañado, algo le sucedió a Jacob. El Espíritu Santo le dio una idea que implementó. Escuche lo que dice la Biblia en Génesis 30:37-42:
«37 Jacob cortó ramas verdes de álamo, de almendro y de plátano, y las peló de tal manera que quedaran franjas blancas al descubierto. 38 Luego tomó las ramas que había pelado, y las puso en todos los abrevaderos para que el rebaño las tuviera enfrente cuando se acercara a beber agua. Cuando las ovejas estaban en celo y llegaban a los abrevaderos, 39 los machos se unían con las hembras frente a las ramas, y así tenían crías rayadas, moteadas o manchadas. 40 Entonces Jacob apartaba estos corderos y los ponía frente a los animales rayados y negros del rebaño de Labán. De esta manera logró crear su propio rebaño, diferente al de Labán. 41 Además, cuando las hembras más robustas estaban en celo, Jacob colocaba las ramas en los bebederos, frente a los animales, para que se unieran mirando hacia las ramas. 42 Pero, cuando llegaban los animales más débiles, no colocaba las ramas. Así los animales débiles eran para Labán y los robustos eran para Jacob.»
Lo que hizo Jacob fue extraordinario. Fue sobrenatural. Fue una idea celestial. Después de implementar esta idea, su vida cambió mucho. Escuche lo que dice la Biblia en Génesis 30:43:
«43 De esta manera Jacob prosperó muchísimo y llegó a tener muchos rebaños, criados y criadas, camellos y asnos.»