Querido lector, Dios nos habla en sueños, pero muchas veces no lo sabemos. ¡Qué impactante! Me apuñalaron en un sueño. ¡Mira lo que pasó después!
El sueño.
Recuerdo una noche, mientras dormía en casa, que tuve un sueño aterrador. En este sueño, vi a alguien con un cuchillo afilado apuñalarme repentinamente en el pecho, justo al lado del corazón.
Desperté de repente, terriblemente conmocionado. Puse ambas manos sobre mi pecho para comprobar el tamaño de la herida y detener la hemorragia. Pero, curiosamente, ¡no había ni herida ni sangre!
Luego miré la hora y marcaba que habían pasado unos minutos desde la medianoche. Sin saber qué hacer, me senté en la cama durante aproximadamente una hora, preguntándome qué significaba este sueño.
¿Me apuñalarían al día siguiente? Tantos pensamientos como este cruzaron por mi mente hasta que finalmente me quedé dormido.
Dios realmente quería que orara, pero no lo hice.
Como verán, Dios me trajo este sueño para que intercediera por alguien, pero no entendía el lenguaje del cielo.
Hermanos y hermanas, nunca vuelvan a la cama después de tener un sueño aterrador. Si me hubiera levantado y hubiera clamado a Dios en intercesión, lo que sucedió después se habría evitado.
Esto fue lo que pasó.
Como de costumbre, temprano en la mañana fui el primer empleado en llegar a mi lugar de trabajo. En cuanto aparqué el coche, uno de los guardias de seguridad llegó corriendo con malas noticias.
Dijo:
Jefe, ¡nuestro personal que custodiaba a uno de los expatriados fue asesinado anoche! ¡Lo apuñalaron mientras forcejeaba con unos hombres que intentaron entrar en la residencia de expatriados!
Me quedé impactado por lo que vi.
Conduje rápidamente hasta la residencia del expatriado, que estaba a menos de un kilómetro de mi lugar de trabajo. Al llegar, me informaron que la policía aún no había recogido el cadáver y que seguía en la sala de seguridad donde nuestro hombre fue atacado.
Al ver el cadáver, me impactó lo que vi. ¡Nuestro personal había sido apuñalado en el mismo lugar donde me apuñalaron a mí en mi sueño!
Lloré y me arrepentí ante Dios.
Al contemplar el cuerpo sin vida, recordé rápidamente el aterrador sueño que tuve esa noche. Ahora sabía, sin lugar a dudas, que Dios me estaba despertando para orar por este hombre.
Le pedí al Señor que me perdonara y que no me hiciera responsable de la sangre de este hombre.
