Querido lector, ¿estás tan triste porque te han olvidado? Gracias a Dios, si la persona a la que ayudaste se ha olvidado de ti.
Tu verdadera recompensa está en el cielo.
Primero, debes darte cuenta de que nuestro Padre Celestial ha visto a cada persona a la que ayudaste y te está guardando tu recompensa en el cielo.
Es mejor ser recordado por Dios que por la gente.
Segundo, no te esfuerces por ser recordado por alguien a quien ayudaste. De hecho, es mejor ser recordado por Dios que por la gente.
A diferencia de la gente, cuando Dios recuerda que ayudaste a alguien, sus bendiciones sobre tu vida y tu familia enjugarán todas las lágrimas de tu corazón.
Dios se acordó del hijo de Jonatán.
Por ejemplo, el pobre niño Mefiboset era cojo de ambos pies y, durante su sufrimiento, a menudo le recordaba a Dios cómo su padre, Jonatán (el hijo del rey Saúl), ayudó a salvar la vida del rey David. Como resultado, Dios recordó cómo Jonatán salvó la vida de David. En consecuencia, Dios le recordó al rey David sobre Jonatán.
Una mañana, algo impulsó al rey David a hablar así:
9 El rey David averiguó si había alguien de la familia de Saúl a quien pudiera beneficiar en memoria de Jonatán.
2 Samuel 9:1
Como resultado del recuerdo de Dios, el rey David mandó traer a Mefiboset a su palacio. David mostró bondad al niño pobre por amor a su padre Jonatán.
Además, David le devolvió a Mefiboset todas las tierras que pertenecían al rey Saúl. Y desde ese día, Mefiboset siempre comió en la mesa de David (véase 2 Samuel 9:1-12).
No maldigas a la persona a la que ayudaste.
Si las personas a las que ayudaste te han olvidado, no las maldigas. Si las maldices, podrían ser atacadas por Satanás y los demonios, y ya no te serán de ayuda. Por lo tanto, bendícelas en lugar de maldecirlas.
Lo que nuestro Señor Jesucristo dijo sobre este asunto.
Finalmente, nuestro Señor Jesucristo dijo mucho sobre este asunto. Escuche lo que dijo en Lucas 14:12-14:
12 También dijo Jesús al que lo había invitado:
—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. 13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. 14 Entonces serás dichoso pues, aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.
Luke 14:12-14
