Por Makko Musagara
Estimado lector, mi oración para usted siempre es que no muera una muerte repentina por la que fallece tan rápido que no tiene la oportunidad de pronunciar ni una sola palabra. En esta publicación, te doy las razones por las que debes evitar la muerte brusca.
Satanás, la causa de muertes abruptas
La razón principal por la que la muerte súbita es tan grave es que la mayoría de las veces la víctima no tiene tiempo para invocar el nombre de Jesús. Satanás sabe que quien invoque el nombre de Jesús será salvo (Romanos 10:13), por lo que la estrategia que ha ideado es provocar muertes repentinas para que las víctimas no tengan tiempo de invocar el Nombre de Jesús. Esta es otra forma de llevar a más personas al infierno.
La segunda razón por la que la muerte abrupta es tan mala es que la víctima no tiene tiempo para arrepentirse. El diablo odia el arrepentimiento porque la acción lleva a las personas de su control al cielo.
El criminal que fue al cielo
Dios les dio a los dos criminales que fueron crucificados con Jesús mucho tiempo antes de su muerte. Uno de ellos usó este tiempo para invocar el nombre de Jesucristo. Debido a esta acción, Dios perdonó a este hombre todos sus pecados y Jesús le dijo:
‘42 Luego dijo:
—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.«. Lucas 23:42-43
El remedio para la muerte súbita.
La única contramedida para la muerte abrupta es orar en todo momento. Usas estas oraciones siempre para pedirle perdón a Dios por los pecados que has cometido y para renovar tu salvación en Jesucristo. Estas oraciones te mantendrán alejado del infierno y te prepararán para la muerte en cualquier momento.
Esté listo en todo momento
Amados, estemos siempre listos para Jesús. Seamos como las vírgenes sabias que siempre mantuvieron sus lámparas encendidas.
«A medianoche se oyó un grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” 7 Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas. 8 Las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están apagando”. 9 “No —respondieron estas—, porque así no va a alcanzar ni para nosotras ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite, y compren para ustedes mismas”. 10 Pero mientras iban a comprar el aceite llegó el novio, y las jóvenes que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la puerta. 11 Después llegaron también las otras. “¡Señor! ¡Señor! —suplicaban—. ¡Ábrenos la puerta!” 12 “¡No, no las conozco!”, respondió él.
13 »Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque no saben ni el día ni la hora.» Mateo 25:6-13