Querido lector, nunca prometas hacer nada por nuestro Padre Celestial a menos que estés seguro de que cumplirás tu promesa. En relación con este asunto, este artículo le muestra por qué las promesas descuidadas a Dios han maldecido a muchos cristianos.
¿Qué es una promesa descuidada a Dios?
Primero, comencemos este artículo definiendo qué es una promesa descuidada a Dios. Una promesa descuidada es aquella que una persona le hace a nuestro Padre Celestial sin considerar seriamente si la cumplirá o no. En la mayoría de los casos, las promesas descuidadas nunca se cumplen.
Cada promesa que le haces a Dios es un documento legal.
En segundo lugar, todo el pueblo de Dios necesita saber que cada promesa que una persona le hace a nuestro Padre Celestial es un documento legalmente vinculante en el cielo.
Puede que tu promesa a Dios no importe aquí en la tierra, pero se toma en serio en el cielo.
Ejemplos de promesas descuidadas a Dios.
1. “Señor, si me sacas de esta situación haré esto…”
2. “Padre, si me das dinero, haré esto por tu reino…”
3. “Señor, nunca más repetiré este pecado”
4. “Padre, amaré fielmente a esta persona, pase lo que pase”.
Consecuencias de no cumplir tu promesa a Dios.
De hecho, será muy difícil para cualquiera que nunca haya cumplido su promesa a Dios entrar al cielo. Mientras esa persona espera a las puertas del cielo, los ángeles de Dios verificarán sus registros y le presentarán a esa persona su promesa incumplida a Dios.
Esta será la causa de que esa persona sea enviada al infierno.
Quizás nunca prosperes.
Además, te seguirán muchas maldiciones si le hiciste una promesa a Dios y nunca la cumpliste. Tu promesa incumplida abrirá una puerta en tu vida para que demonios destructivos entren en tu cuerpo.
Lo que dice la palabra escrita de Dios en la Biblia.
En relación a este tema, la palabra escrita en las Biblias dice así en Eclesiastés 5:4-6:
Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus promesas: 5 Es mejor no hacer promesas que hacerlas y no cumplirlas. 6 No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero del Templo[a] que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices y destruir el fruto de tu trabajo?
Cuán descuidadas promesas hechas a Dios han maldecido a muchos cristianos.