
El diablo busca tu mente para desconectarte del cielo. Este artículo te muestra cómo Satanás impide que tu mente interactúe con Dios.
1. Lujuria.
Primero, para desconectar tu mente de la interacción con nuestro Padre Celestial, Satanás usa la lujuria para obsesionarla. La lujuria es un deseo o impulso intenso, a menudo incontrolable, que suele referirse a un fuerte deseo sexual.
Si tu mente está ocupada con el deseo sexual, es posible que no tengas espacio para Dios.
2. Ira.
Segundo, el diablo puede usar la ira para separar tu mente del Reino de los Cielos. La ira es un sentimiento fuerte e intenso de disgusto, molestia u hostilidad, a menudo en respuesta a una provocación, dolor, amenaza o injusticia percibida. Es muy difícil conectar con el Cielo cuando estás enojado.
3. Pornografía.
En tercer lugar, Satanás usa la pornografía para desconectar la mente de muchos cristianos de nuestro Padre Celestial, nuestro Señor Jesucristo, y del Espíritu Santo. La pornografía consiste en ver material impreso o visual que contiene la descripción o exhibición explícita de órganos o actividad sexual, con el fin de estimular la excitación sexual.
Al ver pornografía, se vuelve muy difícil para la mente conectarse con Dios.
3. Preocupación.
Además, el diablo puede impedir que la mente se comunique con Dios al generar preocupación. La preocupación es una forma de pensamiento negativo repetitivo centrado en posibles amenazas o problemas futuros, donde la persona se siente ansiosa y aprensiva por lo que podría suceder y su capacidad para afrontarlo.
Cuando estás preocupado, se vuelve difícil para la mente comunicarse con Dios.
4. Miedo.
Además, el diablo puede infundir miedo en la mente. El miedo es el acto de temer a alguien o algo por considerarlo peligroso, doloroso o dañino. Cuando tienes miedo, se vuelve muy difícil para la mente interactuar con Dios.
Lo que dice nuestro Padre Celestial.
Escuchen lo que dice nuestro Padre Celestial sobre este asunto:
Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira[a] en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, nuestra[b] vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria.