Querido lector, puede que le resulte difícil creer esto, pero es la verdad. Aquí está el arma número 1 de Satanás contra los pastores poderosos.
Satanás odia a los pastores ungidos.
Primero, debemos entender que lo que Satanás odia no es la popularidad o la fama de ningún pastor en la tierra. Lo que el diablo realmente odia en un pastor poderoso es el alto nivel de unción espiritual que existe dentro de él. Por lo tanto, Satanás luchará duro y movilizará a todos los demonios a su disposición para apagar esa unción espiritual.
Si un pastor no está ungido con el poder del Espíritu Santo, y ese pastor no puede expulsar ni un solo demonio, entonces ese pastor no es una amenaza para el reino del diablo. De hecho, ese tipo de pastor es amigo de Satanás y los demonios.
El arma número uno de Satanás contra los pastores poderosos es la fornicación.
En segundo lugar, todos los cristianos deben saber que el arma número uno de Satanás contra los pastores ungidos poderosamente es la fornicación. Si un pastor ungido no es cuidadoso en su caminar con Dios, y el diablo lo convence de fornicar, entonces ese pastor está acabado. Gran parte de la unción espiritual que tenía ese pastor desaparecerá. Ese pastor ya no será tan poderoso como antes.
Satanás usó la fornicación para destruir a Sansón.
Por ejemplo, todo lo que los filisteos intentaron contra Sansón fracasó. Fue en ese momento que Satanás sugirió a los filisteos el arma poderosa de la fornicación. Los filisteos engañaron a Sansón para que tuviera una relación extramatrimonial con Dalila y, como resultado, el Señor abandonó a Sansón. Esta relación le robó todo poder sobrenatural.
Escuche lo que sucedió después de que Sansón perdió su poder sobrenatural:
20 Luego ella gritó: «¡Sansón, los filisteos se lanzan sobre ti!».
Sansón despertó de su sueño y pensó: «Me escaparé como las otras veces y me los quitaré de encima». Pero no sabía que el Señor lo había abandonado.
21 Entonces los filisteos lo capturaron, le arrancaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Lo sujetaron con cadenas de bronce y lo pusieron a moler en la cárcel.
Judges 16:20-22