Nuestro Padre Celestial se aparece a muchas personas en sueños, pero no son conscientes de ello. Aquí tienes 7 maneras en que Dios se te aparece en sueños.
1. Como un gran sol.
Primero, dado que nuestro Padre Celestial es la fuente de toda luz, puede aparecerte en sueños como un gran sol.
2. Como una gran luz.
Segundo, Dios puede aparecerse no solo como un sol, sino también como una forma diferente de gran luz. Escucha lo que dice la Biblia:
3 En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor.
Hechos 9:3
3. Como presidente de tu país.
Tercero, dado que un jefe de Estado está por encima de todo en cualquier país, nuestro Padre Celestial puede aparecerse en sueños como un buen presidente de cualquier país.
4. Como tu padre terrenal.
Además, dado que Dios es nuestro Padre celestial, y tú también tienes un padre terrenal, Dios puede aparecerse en sueños como tu padre terrenal.
5. Una persona con ropas blancas y brillantes.
Dado que la santidad es uno de los atributos de Dios, nuestro Padre Celestial puede aparecerse como una persona vestida con ropas blancas y brillantes.
6. Como una persona sentada en un trono.
Como nuestro Padre Celestial es el Altísimo, Dios puede aparecerse como una persona sentada en un trono.
Escucha lo que el apóstol Juan vio en una visión en el libro del Apocalipsis:
2 Al instante vino sobre mí el Espíritu y vi un trono en el cielo y a alguien sentado en el trono.
Apocalipsis 4:2
7. El pastor de tu iglesia.
Además, dado que nuestro Padre Celestial es el pastor supremo de todos los pueblos, Dios puede aparecerse ante usted en sueños en la forma del pastor de su iglesia.
7. Como alfarero.
Además, dado que Dios creó todo, puede aparecerse en sueños como un alfarero trabajando. Escucha lo que dice la Biblia:
5 En ese momento la palabra del Señor vino a mí y me dijo: 6 «Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro?», afirma el Señor. «Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. 7 En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino; 8 pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo desistiré del castigo que había pensado infligirles.
